martes, julio 05, 2005

Al culpable de mi álias



En los altavoces: Los Planetas - El Artista Madridista


¿Sabes cuando en tu círculo de amigos, con el que siempre lo has hecho TODO, hay alguna pareja que por alguna razón se rompe y entonces, y sin necesidad alguna de proponértelo, pierdes la relación con una de las partes de la susodicha pareja recién rompida?

Que sí hombre, el típico grupito de amigos en el que hay alguna pareja (una ó dos ó incluso tres con alguna mezcla de las anteriores) y una de ellas (o dos) corta y dejan de ser novios... A todos nos ha pasado, supongo, y yo no iba a ser una excepción confirmadora de reglas ni nada por el estilo. Ya sé que no debería ser así, pero es lo que ocurre y yo no he venido al mundo a contar historias bonitas con finales felices y banquetes de perdices. Cuando sucede lo que acabo de contar, irremediablemente se pierde el contacto con una de las partes (muy a pesar de uno). Y punto. Y cuando eliges bando (por decirlo de alguna manera) a veces te equivocas. Y te equivocas pero no por el bando que eliges, sino por el hecho de haber elegido uno en detrimento del otro y sin ninguna razón para ello, sin ninguna razón discriminatoria que te empuje hacia un lado o el otro.

Yo reconozco que en una ocasión me equivoqué (uno, que tiene tendencias erráticas, como buen humano que es). Y me equivoqué de la manera más cenutria posible al perder una gran amistad sin ningún motivo aparente. Simplemente con el tiempo dejamos de mantener el contacto y nos alejamos el uno del otro. Supongo que la situación debía ser un poco incómoda para los dos. O no. Alomejor no hay por qué buscarle cinco pies al gato y solo perdimos el contacto porque sí. Así de sencillo. Son cosas que pasan, cada uno elige el camino que cree el correcto y la vida continúa.

Y digo que me equivoqué porque la amistad se puede perder por muchas razones (yo podría hablar largo y tendido sobre el tema, pero me abstendré, es algo de lo que no me enorgullezco), pero perderla sin ningún fundamento es algo que no tiene ningún sentido y una de las cosas más estúpidas que se puedan hacer (a parte de provocar la ruptura de la amistad por una de las razones que yo me sé y que ya he omitido antes voluntariamente).

Pues por suerte, por destino o por casualidad hace unos meses volví a 'recuperar' la relación con una persona que fue muy especial para mi y que lo sigue siendo. Y me alegro enorrrmemente. No sé si en su día ayudó el hecho de que en el momento de reencontrarnos sufriéramos los efectos propios de un alto grado de etilismo en sangre y oxígeno (en cuyo caso: gracias, Ballantines), pero, aunque es muy probable que nunca leas esto, me gustaría que supieras que para mi tú también eras la única persona que merecía la pena dentro del grupo.

Va por ti, H.

Por cierto, endevé la pareja demoledora que formamos jugando a padel. Hay que apuntarse a un torneo YA.

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