A mi estas fiestas tan largas como Semana Santa me sientan mal, de hecho me paso la mitad de la semana desubicado en las coordenadas espacio-tiempo. El miércoles estaba seguro de que era viernes y ayer, jueves, me pasé la mitad del día preguntándole a la gente "¿quién juega hoy en la Liga?". Y la culpa de todo creo que la tuvo el miércoles, que salimos de marcha, y claro, uno no está muy acostumbrado a las embriagueces entresemaneras.
Bueno, eso de salir de marcha se podría entrecomillar, o almenos una parte de la expresión, porque las dos primeras horas y media podrían pasar a la historia como las más estúpidas, inútiles, desilusionantes y decepcionantes (de menor a mayor porcentaje y por motivos varios) de la cronología de las peores marchas habidas y por haber. Uno de esos motivos varios fue la hora y media de cola que nos comimos con patatas bravas para intentar entrar en una fiesta universitaria de gran reputación por estos lares para que, cuando estábamos a cinco metros de la puerta, viniera una chica de la organización a decirnos "chavalotes, que ya no quedan entradas, haberlas comprado anticipadas o haber venido antes, tontines". Y ahora me viene a la cabeza que alguien tuvo la genial pero desechada idea de ir una hora antes a hacer cola para no arriesgarnos a quedarnos sin entrada.... Ah sí, coño! que fui yo el que lo dijo, pero nadie me hizo caso... Los demás motivos varios son de un calibre mucho más personal e intransferible, así que me los guardo para mi (mayormente son los motivos que hicieron que esa parte de la noche fuera de las más decepcionantes en muuucho tiempo). Menos mal que luego en el Nudos me metí dos cubalitros en el cuerpo y otros tantos chupiteles con Ximenis y el pequeño Nando, que me puso al día de su vida amorosa-laboral.
Y entre chupitel y cubalitro se vislumbró la salvación: quedé con la churri (que por finnnn ha vuelto de Barcelona) en la puerta de la Biofiesta, que ella y sus amigas, como personas con un mínimo de raciocinio que son, tenían entradas anticipadas, y así, si la veía aunque solo fuera dos minutos, por lo menos me alegraba la noche un rato. Y vaya si se me alegró la noche. No sólo vi a la churri, sino que además logré colarme en la fiesta en la que anteriormente me había pasado una hora y media haciendo cola como un tonto. Y de una manera bastante surrealista y totalmente improvisada: falsificando el cuño!! Juaaaaaaa. Ni todavía me creo que me hayan dejado pasar! Porque además la falsificación era lo más cutre que alguien se pueda echar a la cara... un poco de lápiz de ojos para la imitación del sello y otro poco más de babas para que pareciera corrido por el sudor, y ale, a echarle cara al asunto. Y si luego encima te tomas unos cuantos cubatillas by the face y montas un show en la jaula... ¿qué más se puede pedir? Y para rematar, lo mejor: compartir cama en casa ajena con una pedazo de tía buenisisísima, la anteriormente nombrada como la churri.
Y hoy viernes pues tocaba quedar por fin con mi hermano naranjamecánico (otro que vuelve a casa por Semana Santa), Zuri (su churri) y la troupe (Joan y Raquel). Y creo que aún voy pedo perdido de haber estado privando como un beodo toda la tarde y parte de la noche. Primero, en La Quinta Puñeta (con unas tapitas de diseño de lo más chic), luego en la Dehesa (con el mejor jamón del mundo) y la última en el Lima, que había que guardar fuerzas para el concierto de Boedekka de mañana en el Royale Casino.
Bueno, eso de salir de marcha se podría entrecomillar, o almenos una parte de la expresión, porque las dos primeras horas y media podrían pasar a la historia como las más estúpidas, inútiles, desilusionantes y decepcionantes (de menor a mayor porcentaje y por motivos varios) de la cronología de las peores marchas habidas y por haber. Uno de esos motivos varios fue la hora y media de cola que nos comimos con patatas bravas para intentar entrar en una fiesta universitaria de gran reputación por estos lares para que, cuando estábamos a cinco metros de la puerta, viniera una chica de la organización a decirnos "chavalotes, que ya no quedan entradas, haberlas comprado anticipadas o haber venido antes, tontines". Y ahora me viene a la cabeza que alguien tuvo la genial pero desechada idea de ir una hora antes a hacer cola para no arriesgarnos a quedarnos sin entrada.... Ah sí, coño! que fui yo el que lo dijo, pero nadie me hizo caso... Los demás motivos varios son de un calibre mucho más personal e intransferible, así que me los guardo para mi (mayormente son los motivos que hicieron que esa parte de la noche fuera de las más decepcionantes en muuucho tiempo). Menos mal que luego en el Nudos me metí dos cubalitros en el cuerpo y otros tantos chupiteles con Ximenis y el pequeño Nando, que me puso al día de su vida amorosa-laboral.
Y entre chupitel y cubalitro se vislumbró la salvación: quedé con la churri (que por finnnn ha vuelto de Barcelona) en la puerta de la Biofiesta, que ella y sus amigas, como personas con un mínimo de raciocinio que son, tenían entradas anticipadas, y así, si la veía aunque solo fuera dos minutos, por lo menos me alegraba la noche un rato. Y vaya si se me alegró la noche. No sólo vi a la churri, sino que además logré colarme en la fiesta en la que anteriormente me había pasado una hora y media haciendo cola como un tonto. Y de una manera bastante surrealista y totalmente improvisada: falsificando el cuño!! Juaaaaaaa. Ni todavía me creo que me hayan dejado pasar! Porque además la falsificación era lo más cutre que alguien se pueda echar a la cara... un poco de lápiz de ojos para la imitación del sello y otro poco más de babas para que pareciera corrido por el sudor, y ale, a echarle cara al asunto. Y si luego encima te tomas unos cuantos cubatillas by the face y montas un show en la jaula... ¿qué más se puede pedir? Y para rematar, lo mejor: compartir cama en casa ajena con una pedazo de tía buenisisísima, la anteriormente nombrada como la churri.
Y hoy viernes pues tocaba quedar por fin con mi hermano naranjamecánico (otro que vuelve a casa por Semana Santa), Zuri (su churri) y la troupe (Joan y Raquel). Y creo que aún voy pedo perdido de haber estado privando como un beodo toda la tarde y parte de la noche. Primero, en La Quinta Puñeta (con unas tapitas de diseño de lo más chic), luego en la Dehesa (con el mejor jamón del mundo) y la última en el Lima, que había que guardar fuerzas para el concierto de Boedekka de mañana en el Royale Casino.
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