Después de sufrir una semana tan fatídica como la actual (aiiiiii el Madrid de mis amores que no hace más que darme disgustos...), ¿qué mejor manera para animarse que con un multi-mini-concierto de rock? Pues en esas estábamos Carmen, Sofía y mi menda en el día de ayer, después de alegrarme el día tras leer en el periódico que se celebraba en Ses Voltes (a los pies de la Catedral de Palma) el "Solid'Art Festival" (en beneficio de Intermon Oxfam y de las víctimas del tsunami que arrasó el sureste asiático), que aglutinaba nada más y nada menos que a la crême de la crême (no sé si se escribe así, pero haré de pedante), a la flor y nata del rock insular. Así que a las 6.00 pm ya estábamos nosotros en primera fila, puntuales como un reloj de bolsillo suizo, a pesar de las mil vueltas que tuvimos que dar por las obras que tienen a media Palma levantada, y haciendo migas con los voluntarios de Intermón, aunque más bien parecían vendedores de amena de lo verdes que iban.
El primer grupo en actuar fue Ultrapop, un buen grupo de versiones (aunque tocaron alguna canción propia), pero poco más. Además, "a la cantante se le veía el chumino" (Sofía dixit), y eso, a las seis de la tarde, es muy poco elegante.
El siguiente grupo en salir al escenario fue The Zinedines, pero después de tanto tiempo queriendo verlos en directo acabé un poco defraudado (igual porque tenía demasiadas expectativas puestas en ellos). Fueron más bien flojillos, bastante sosos, y el único que se salvó (para mi, claro) fue el guitarra principal (Miquel, ex-Sexy Sadie), que fue el único que se esforzó en ponerle un poco de sal a la actuación, con su look mod al más puro estilo beat y con frases tan celebérrimas como las que siguen: "Empezamos a empezar y empezaremos por el principio con una canción que aún no hemos tocado, porque si ya le hubieramos tocado no estaríamos empezando", ó "Y terminamos con la última canción, porque si termináramos con la primera no estaríamos terminando, estaríamos empezando, y sería como empezar con la última canción en vez de con la primera". Y se quedó más ancho que largo el mini-beatle. Hay que decir que el personaje en cuestión iba pasado pasado, y tal vez luego por esa razón accediera a retratarse con la Sofi haciendo el símbolo de la paz... En fin, un individuo entrañable donde las haya.
Los siguientes en tocar fueron Glycerine, de quienes había oído hablar pero nunca los había visto en directo; y se convirtieron en una gratísima sorpresa, tocando un rock potente y con un estilo propio inmejorable. Lluís, el líder del grupo (batería y cantante) estaba que se salía, y con su enérgica y poderosa voz consiguió incluso ponerme los pelos de punta (Sofía puede dar fe de ello). Y después del magistral show de Glycerine empezó el show todavía más magistral de Sofía y Renko. Nada más soltar Lluís las baquetas, nos posicionamos nosotros, con la desvergüenza que nos caracteriza (a Sofía, mayormente), en un lateral del escenario, como si fuéramos dos grupis a la espera de poder dar caza y captura a nuestro nuevo ídolo. Y lo conseguimos. Y no sólo eso, sino que además también nos hicimos super coleguis de la muerte y nos sacamos un par de fotos en las que salíamos divinos. Todo ello a pesar del lucimiento verborréico de Sofia, que dejó algunas perlas para el recuerdo: "Nos ha gustado mucho el concierto... por cierto, ¿quiénes sois?", "... y teneis algún cedé" (Sofía dixit, de nuevo). Lo que yo decía: magistral, mejorando incluso en capacidad imaginativa a Miquel, el de los Zinedines, que ya es decir (y sin necesidad de drogas, que yo sepa).
Mención aparte merece Toni, el amigo de Sofía que se hace la raya (la de los ojos, los dos) y al que tuve el privilegio de conocer en persona, y que me contaba que era el hombre más desgraciado del mundo, tanto que se fue a trabajar de encuestador a Cuba y no sólo no se acostó con ninguna cubana, sino que además la única mujer con la que tuvo contacto físico fue una mallorquina (de Muro, por si alguna se siente aludida). Y no era ni mulata.
Tras Glycerine le tocó el turno a The Nash, que, como todo el mundo sabe, son estadounidenses pero mallorquines de adopción. Y al igual que el resto de grupos también tocaron seis ó siete canciones. A éstos ya los conocía de verlos en otros conciertos (aunque en esta ocasión nos sorprendieron invitando a la guitarra al cantante de Casa Rusa) y afianzaron la opinión que tenía de ellos. Son muuuy buenos, pero buenos, buenos. Y simpáticos, tanto sobre el escenario (en el que mostraron su cara más amable) como fuera de él; o almenos John, el líder de la banda, con quien también tuvimos el placer de hablar un rato y hacernos unas cuantas fotos. E incluso nos contó un par de anécdotas sobre las pegatinas de su guitarra y el origen del nombre del grupo. Y de paso aprovechamos para afianzar nuestra nueva amistad con Lluís (que anoche hacía de pluriempleado y también estuvo a la batería de los Nash). Tanto es así que incluso nos regaló dos cedés (uno de Glycerine y otro suyo propio de título homónimo) y un pase de backstage, y quedamos en que nos veríamos el día 2 en el Big Casino Royale en el concierto de Astrud. Pues eso, que ahora nos codeamos con estrellas del rock (lalalalala). Bueno, con todas las estrellas no, que el líder de La Granja creo que nos odia un poco, que cuando estábamos nosotros hablando con Lluís sobre sus cedés y la revista de la que es director (la edición balear de Mondosonoro), él se acercó para hacernos un par de chistecillos y nosotros le hicimos un poco de desprecio. No lo reconocimos, qué le vamos a hacer, y tampoco íbamos a dejar que un desconocido se interpusiera entre el líder de Glycerine y nosotros. Es lo que tiene ser grupi por un día.
Después de The Nash y cuando el frío polar empezaba a calar en nuestros huesos (o como dicen aquí: "feia un fred que pelava es collons") subieron al escenario Casa Rusa, pero como no son santo de mi devoción, no me voy a extender en demasía y lo dejaré en que tuvieron una actuación más bien modesta, aunque me consta que hicieron felices a las tres muchachitas de doce y trece años que estaban al pie del escenario y se sabían todas las canciones. Y luego llegó el momento cumbre del festival: el turno de La Granja, quienes, a pesar de hacernos esperar un buen rato y con el frío que hacía, nos hicieron bailar a todos con sus mejores temas, entre ellos "Eto'o" y la mítica "los chicos quieren diversión". Creo que fue en una de esas cuando el cantante me miró con una sonrisa maliciosa con la que debió pensar para sus adentros: "aiiiii cabroncete, ahora me reconoces ehhhhh".
Y los últimos en salir fueron Sexy Sadie, uno de mis grupos favoritos y el principal reclamo de la noche, que hicieron un mini-repaso a sus diez años como grupo, aunque para mi gusto, y después de disfrutar con La Granja, estuvieron un poco fríos (es lo que tiene tener complejo de 'divos').
Lo pasé genial, aunque me hubiera gustado poder disfrutar también de un directo de Amarillo (que ya que tocaban los mejores grupos mallorquines del momento...). Y por supuesto no dejé de pensar un sólo momento en Ella, que por fin vuelve a la isla la semana que viene :-)
Y aquí se termina la crónica, que hoy toca tarde de fútbol en el bar y me voy a perder el Mallorca. Ya colgaré las fotos mañana.
Ale, Forza Mallorca y Hala Madrid! Adeu Andreu!
El primer grupo en actuar fue Ultrapop, un buen grupo de versiones (aunque tocaron alguna canción propia), pero poco más. Además, "a la cantante se le veía el chumino" (Sofía dixit), y eso, a las seis de la tarde, es muy poco elegante.
El siguiente grupo en salir al escenario fue The Zinedines, pero después de tanto tiempo queriendo verlos en directo acabé un poco defraudado (igual porque tenía demasiadas expectativas puestas en ellos). Fueron más bien flojillos, bastante sosos, y el único que se salvó (para mi, claro) fue el guitarra principal (Miquel, ex-Sexy Sadie), que fue el único que se esforzó en ponerle un poco de sal a la actuación, con su look mod al más puro estilo beat y con frases tan celebérrimas como las que siguen: "Empezamos a empezar y empezaremos por el principio con una canción que aún no hemos tocado, porque si ya le hubieramos tocado no estaríamos empezando", ó "Y terminamos con la última canción, porque si termináramos con la primera no estaríamos terminando, estaríamos empezando, y sería como empezar con la última canción en vez de con la primera". Y se quedó más ancho que largo el mini-beatle. Hay que decir que el personaje en cuestión iba pasado pasado, y tal vez luego por esa razón accediera a retratarse con la Sofi haciendo el símbolo de la paz... En fin, un individuo entrañable donde las haya.
Los siguientes en tocar fueron Glycerine, de quienes había oído hablar pero nunca los había visto en directo; y se convirtieron en una gratísima sorpresa, tocando un rock potente y con un estilo propio inmejorable. Lluís, el líder del grupo (batería y cantante) estaba que se salía, y con su enérgica y poderosa voz consiguió incluso ponerme los pelos de punta (Sofía puede dar fe de ello). Y después del magistral show de Glycerine empezó el show todavía más magistral de Sofía y Renko. Nada más soltar Lluís las baquetas, nos posicionamos nosotros, con la desvergüenza que nos caracteriza (a Sofía, mayormente), en un lateral del escenario, como si fuéramos dos grupis a la espera de poder dar caza y captura a nuestro nuevo ídolo. Y lo conseguimos. Y no sólo eso, sino que además también nos hicimos super coleguis de la muerte y nos sacamos un par de fotos en las que salíamos divinos. Todo ello a pesar del lucimiento verborréico de Sofia, que dejó algunas perlas para el recuerdo: "Nos ha gustado mucho el concierto... por cierto, ¿quiénes sois?", "... y teneis algún cedé" (Sofía dixit, de nuevo). Lo que yo decía: magistral, mejorando incluso en capacidad imaginativa a Miquel, el de los Zinedines, que ya es decir (y sin necesidad de drogas, que yo sepa).
Mención aparte merece Toni, el amigo de Sofía que se hace la raya (la de los ojos, los dos) y al que tuve el privilegio de conocer en persona, y que me contaba que era el hombre más desgraciado del mundo, tanto que se fue a trabajar de encuestador a Cuba y no sólo no se acostó con ninguna cubana, sino que además la única mujer con la que tuvo contacto físico fue una mallorquina (de Muro, por si alguna se siente aludida). Y no era ni mulata.
Tras Glycerine le tocó el turno a The Nash, que, como todo el mundo sabe, son estadounidenses pero mallorquines de adopción. Y al igual que el resto de grupos también tocaron seis ó siete canciones. A éstos ya los conocía de verlos en otros conciertos (aunque en esta ocasión nos sorprendieron invitando a la guitarra al cantante de Casa Rusa) y afianzaron la opinión que tenía de ellos. Son muuuy buenos, pero buenos, buenos. Y simpáticos, tanto sobre el escenario (en el que mostraron su cara más amable) como fuera de él; o almenos John, el líder de la banda, con quien también tuvimos el placer de hablar un rato y hacernos unas cuantas fotos. E incluso nos contó un par de anécdotas sobre las pegatinas de su guitarra y el origen del nombre del grupo. Y de paso aprovechamos para afianzar nuestra nueva amistad con Lluís (que anoche hacía de pluriempleado y también estuvo a la batería de los Nash). Tanto es así que incluso nos regaló dos cedés (uno de Glycerine y otro suyo propio de título homónimo) y un pase de backstage, y quedamos en que nos veríamos el día 2 en el Big Casino Royale en el concierto de Astrud. Pues eso, que ahora nos codeamos con estrellas del rock (lalalalala). Bueno, con todas las estrellas no, que el líder de La Granja creo que nos odia un poco, que cuando estábamos nosotros hablando con Lluís sobre sus cedés y la revista de la que es director (la edición balear de Mondosonoro), él se acercó para hacernos un par de chistecillos y nosotros le hicimos un poco de desprecio. No lo reconocimos, qué le vamos a hacer, y tampoco íbamos a dejar que un desconocido se interpusiera entre el líder de Glycerine y nosotros. Es lo que tiene ser grupi por un día.
Después de The Nash y cuando el frío polar empezaba a calar en nuestros huesos (o como dicen aquí: "feia un fred que pelava es collons") subieron al escenario Casa Rusa, pero como no son santo de mi devoción, no me voy a extender en demasía y lo dejaré en que tuvieron una actuación más bien modesta, aunque me consta que hicieron felices a las tres muchachitas de doce y trece años que estaban al pie del escenario y se sabían todas las canciones. Y luego llegó el momento cumbre del festival: el turno de La Granja, quienes, a pesar de hacernos esperar un buen rato y con el frío que hacía, nos hicieron bailar a todos con sus mejores temas, entre ellos "Eto'o" y la mítica "los chicos quieren diversión". Creo que fue en una de esas cuando el cantante me miró con una sonrisa maliciosa con la que debió pensar para sus adentros: "aiiiii cabroncete, ahora me reconoces ehhhhh".
Y los últimos en salir fueron Sexy Sadie, uno de mis grupos favoritos y el principal reclamo de la noche, que hicieron un mini-repaso a sus diez años como grupo, aunque para mi gusto, y después de disfrutar con La Granja, estuvieron un poco fríos (es lo que tiene tener complejo de 'divos').
Lo pasé genial, aunque me hubiera gustado poder disfrutar también de un directo de Amarillo (que ya que tocaban los mejores grupos mallorquines del momento...). Y por supuesto no dejé de pensar un sólo momento en Ella, que por fin vuelve a la isla la semana que viene :-)
Y aquí se termina la crónica, que hoy toca tarde de fútbol en el bar y me voy a perder el Mallorca. Ya colgaré las fotos mañana.
Ale, Forza Mallorca y Hala Madrid! Adeu Andreu!
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