miércoles, octubre 12, 2005

La verdad está ahí fuera

En los altavoces: Sex Pistols - God Save The Queen


Que nos están timando y no nos damos cuenta. Sé con certeza que los grandes líderes del mundo, los cetapés del planeta, tienen engañada, cegada y anestesiada a la opinión pública. ¿Y qué hacemos nosotros, los ciudadanos de a pie (o de a coche, mejor dicho)? Pues tragarnos sumisamente todo lo que nos cuentan, que pensar por nuestra cuenta parece ser una actividad sin muchos adeptos en estos tiempos que corren.

¿Y a qué viene este delirio del Renko? os estaréis preguntando vosotros, ávidos de conocimiento.

Pues esto viene a que el cambio climático que está provocando desastres ambientales (y humanitarios) como los del Tsunami asiático, el Huracán Katrina que arrasó Nueva Orleans o las inundaciones de Guatemala, que han hecho desaparecer aldeas enteras de más de tres mil habitantes, entre otros, no tienen su origen, tal y como nos quieren hacer creer, en la contaminación medioambiental provocada por la actividad del hombre, mayormente desde la Revolución Industrial inglesa, cuando un tal James Watt se hiciera mundialmente famoso (y archimegatopemillonario) al inventar la máquina de vapor.

Siento en el alma tener que defraudaros, pero esa es una de las grandes falacias del siglo veintiuno. Ni contaminación por la actividad del hombre, ni emisiones de CO2, ni polución industrial, ni leches.


Yo sé la verdad y estoy dispuesto a compartirla gratuitamente con todos vosotros en un acto de una filantropía inmensa que espero que me tengais en cuenta en el futuro. Y no es coña.


La culpa de todo la tienen... los putos chinos. Todos los pedos de un mes de casi dos mil millones de chinos mandarines (2.000.000.000 de amarillos, que en números impresiona más) contaminan más de lo que lo han hecho las chimeneas industriales desde que el inglés ese inventó la dichosa maquinita de vapor.

Acordáos de esto cada vez que vayáis a "un chino" a comer gato o rata o lo que sea y dadles las gracias de mis partes. Eso sí, con todo mi amor y mi respeto, que las buenas maneras nunca hay que perderlas, que eso es lo que nos diferencia del mono (que junto al hombre es el único animal que se reconoce en un espejo... y que tiene sexo por placer).

Y cuando os despidáis, hacedlo con un buen cuesco, para devolvérsela.

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