martes, mayo 10, 2005

¿Quién apagó la luz?

En los altavoces: La Buena Vida - Segundas Partes

Por fin puedo escribir un post, endevé, que vaya mono tenía encima. Tres semanas sin ordenador me tenían medio desquiciado. Que para quien no lo sepa, los viruses informáticos son muy jodíos. Menos mal que aparte del ordenador hay otras cosas, como el sexo, la música y el deporte, que le hacen la vida más amena y soportable a uno (U2).

Bueno, vale, el sexo se puede suprimir de la lista, que cuando tienes a tu medio pomelo estudiando al otro lado del Mediterráneo, no te queda más remedio que desahogarte con la alemanita. Y lo del deporte casi que también se podría omitir, si tenemos en cuenta que estoy en plena decadencia física y que ya me quedo sin aliento hasta jugando a las canicas. ¡Qué crueles que sois haciéndome pensar en estas cosas! Menos mal que aún me queda la música... la que no fui tan cenutrio de dejar dentro del disco duro de mi infectado pecé, osea.

Pues eso, que con lo del virus no he podido contaros las peripecias de mi viaje por sorpresa en abril a Barcelona, ciudad condal, ni colgar las fotos a tiempo (ahora no las voy a colgar, que ya no tiene gracia, que ha pasado mucho tiempo), ni he podido escribir las crónicas de los conciertos a los que he ido (que sé de buena tinta que os interesaba muchisísimo), ni tampoco he podido contar que he pasado el puente del uno de mayo en la mejor compañía en que podía hacerlo.



Y más novedades: que me he vuelto apolítico. Sí, he decidido que paso de política. O almenos de cara a la galería, que lo que haga o piense privadamente es cosa mía. Pero que no voy a volver a escribir aquí nada sobre política (o almenos haré un intento) porque cada vez que leo los periódicos me salen sarpullidos. Al principio escribía sobre el tema medio en plan cachondeo y me servía para desahogarme y reirme un rato. Pero ya no, ahora de cachondeo nada, que han estado ocurriendo cosas muy serias y desquiciantes y pensar más tiempo en lo mismo solo me sirve para hacerme mala sangre. Necesito descansar de esto. Además, solo serán tres años de nada, y el tiempo pasa rápido. Así que, teniendo en cuenta que últimamente la política era una de las pocas cosas (por no decir la única) que me inspiraba para seguir con el blog.... no sé sobre qué voy a escribir a partir de ahora.




Y la última novedad que me queda por contar es que ahora trabajo como contable (o algo parecido) de una empresa que hace las veces de constructora y de promotora. Vamos, que llevo el control de ingresos y de gastos, facturas, presupuestos, personal y todo ese tipo de cosas que suelen hacerse para estos menesteres. Y gano una pasta gansa. Y encima underground. Osea que tópamí. Llamadme malciudadano si quereis, pero bastante he contribuído ya al gobierno balear con todas las multas de circulación que tan injustamente me han puesto. El "injustamente" es un dato super objetivo.

Y nada más por hoy. Bueno sí, deciros que a partir de ahora me vais a ver poco el pelo, que se acercan los exámenes y con ellos, mi enclaustramiento.

Y ya solo me queda dar la enhorabuena a SS.AA.RR los Príncipes de Asturias (pátria querida). Por cierto, ahora que ha salido el tema... ¿hay que hacer una porra a propósito del nombre del futuro vástago real? Yo apuesto por Juan Carlos II. Lo que es seguro es que no se llamará Pelayo (o no debiera), que es un nombre maldito. Igual que Arturo en Inglaterra. Lo dice la leyenda: un Pelayo inició la dinastía, otro la terminará.

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