domingo, febrero 29, 2004

Crónica de un sábado en gerundio

En los altavoces: Juniper Moon - Madrid


Siento tener que decirte esto, sé que te va a doler, pero creo que debo ser valiente y consecuente y contarte la verdad: este fin de semana te he sido infiel, sí, dos veces, el viernes y el sábado. Posiblemente a mi me duela más que a ti, creeme, pero ya no hay marcha atrás.. y he pensado que lo mejor era que te enteraras por mi y no por los demás. Pero también quiero que sepas que gracias a este pequeño affaire me he dado cuenta de que eres única y he aprendido a valorarte como te mereces. Sólo me queda decirte que lo siento y que de ahora en adelante intentaré que algo así no vuelva a suceder. Espero que sepas perdonar mis errores. Y por favor, no la tomes con ellas, el único culpable soy yo, ellas no tienen ninguna culpa. Supongo que ya te han dicho que te busqué por todas partes, y es verdad, lo hice, pero no te encontré y no me quedó más remedio que quedarme con ellas, la botella de Four Roses y la de White Label.
Siempre tuyo, Renko

* Carta de arrepentimiento para mi querida botella de Ballantines (y su inseparable amiga Sprite)
__________________________________________________


Pues ayer más que menos como el viernes, con la única diferencia de que vino Danikilator y que el Pequeño Nando se fue a Petra, que ya son ganas también, si aquí hacía frío, en Petra sólo salían de marcha los esquimales, a lo sumo y sin miramientos. Quedé con todos para hacer botellón a una hora temprana para poder aparcar con facilidades y tomarnos el botellón con calma, a lo filosofía budista. A eso de la 1.30 Kiloman, Cita y Danikilator partieron para casa y los demás (Diego, Garrote, Sofía, Petit y mi persona) nos fuimos para Gomila la mar de contentos, es lo que tiene el white label y el ron añejo de 3x2 del Carreful.

Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en el Belle Epoque, y es que le tengo bastante tirria a ese pub, la música la renuevan dos veces por lustro. Allí dentro me encontré con Georgina & Friends, que para conocernos sólo de un botellon de hace mil veces parecía que nos conocíamos desde el jardín de infancia. Al rato nos metimos en la otra sala y me reencontré con Michel después de una barbarie de tiempo sin verle. Y con dos bartolos bien puestos me presenté conscientemente a un friki con una pinta de gayolo tremenda. En efecto, era del otro barrio, mis sospechas eran fundadas. Me dijo que era belga y se quedó bailando a nuestro lado itentando meterle fichas al Petit, aunque el susodicho lo niegue insistentemente. Luego hicimos la ruta habitual y nos metimos en el Carpe Diem, donde Diego me instruyó en el arte de apagar cigarrillos en la palma de la mano izquierda. Craso error, ahora tengo un tatuaje nuevo. Por cierto, no importa que los porteros del Belle y el Carpe insistais más, seguiré yendo con mis zapatillas por mucho que os pese, que no hace falta que cada finde me montéis el show de siempre.

Después de saquear las reservas de maiz del Carpe Diem, bajamos al Nudos a tomar unos chupiteles y luego al MiniClub, donde me econtré con Car y Tolo y luego nos juntamos con Filipe y las portugueisas. Qué decir del Mini? lo de siempre, la gente desfasada o incluso más. En el Mini los únicos supervivientes que quedamos fuimos Diego, Petit y mi menda, los demás desaparecieron y a Sofia la acompañamos a casa, que quedaba cerca de allí. Luego Diego se dio el piro con unos amiguetes y al rato Petit y yo hicimos lo propio, después de que otro friki (éste era para verlo, hacerle fotos y grabarlo en vídeo, pa poderlo recordar en la posteridad) se invitara de gratis a un cigarrillo de aquellos. Y para casa, un amanecer precioso, lloviendo, pa variar.

Hora: ocho menos cuarenta (mínimo)