viernes, abril 16, 2004

Desvaríos Londinienses (London City Act #3)

Sunday 11
No podíamos irnos de Londón sin ver Twickenham, más que nada por la insistencia de Dani, porque a mi esencialmente me importaba poco no verlo... Así que nada más levantarnos nos pusimos en marcha. Cogimos 27 buses y 34 metros hasta que llegamos a Waterloo Station (no importa que os pongais a cantar la canción de Abba) después de pedir ayuda a todos los policías que veíamos, a todos los autobuseros y a todos los empleados de underground. Inclusive a un ciudadano londiniense, que se debió de pensar él que eramos terroristas o algo así, porque fue decirle "excuse me" y salió echando leches. Cachilamar estos londinienses desconfiados... He de decir que el interlocutor en todo momento fue Daniki, ya que yo, a parte del inglés de underground, lo máximo que sé de decir en ese idioma, es asentir con la cabeza, eso sí, con un estilo muy británico.

Sin embargo, en nuestra búsqueda infructuosa de Twickenham se interpusieron dos grandes handicaps: la cagalera repentina que le entró a Dani, y que para llegar hasta el estadio teníamos que coger un tranvía. Así que nos rendimos y, después de un burriquín, pensamos destinos alternativos que visitar. Nos decantamos por London Tower y Tower Bridge (o London Bridge, no sé). Y no recuerdo si fue antes o endespués, pero también vimos el Big Ben, el Parlamento y la pedazo de noria gigante que tarda 43 minutos (esto es real, y si no preguntar a mi hermana, que se subió) en dar una vuelta completa. Incluso hicimos un intento de subir a un barco de guerra de la Royal Navy, pero cuando vimos que había que pagar entrada, desechamos la idea y dimos media vuelta.

Antes de volver al albergue nos pasamos por St. Jame's Park para finiquitar las reservas de cigarros mentolados con papel de sabor a fresa (strawberry, que se dice) que nos quedaban, tranquilamente descansando tumbados en el césped. Y Después a la habitación, a ducharnos para ir a cenar a una pizzería, donde conocimos a la gaditana, majisima toda ella. Supongo que os imaginais lo que viene después... pues sí, lo de siempre, a darle al ballantines! para qué cambiar las buenas costumbres no? Y prontito para la cama, sobre las 2 o las 3, que al día siguiente teníamos que desalojar a las 10 de la mañana.

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