domingo, abril 25, 2004

Mi última gran disyuntiva

El miércoles pasado volví a clase de Estadística Económica después de por lo menos tres semanas sin ir. Así que me acerqué sigilosamente a un compañero para pedirle los apuntes del último día; pero no pudo ser, me dijo que no los tenía, que no había podido venir a clase porque tuvo que asistir a un funeral.

Eso me ha dado mucho que pensar este fin de semana. Y cuando yo me pongo a pensar... no hay quien me pare.

En fin, que yo no tengo todavía muy claro lo que quiero que hagan conmigo cuando me muera. Había pensado en la incineración, pero no me convence en demasía. Porque van los familiares con las coronas de flores y el ataúd, y al rato salen con una copa de cerámica... y claro, entre las coronas y la copa parece que han ganado la Vuelta Ciclista a España.

También había pensado en la momificación, pero se ha quedado un poco anticuado para mi gusto, que yo siempre he sido muy moderno para todo (un moderniki, que se dice).

No sé, de cada vez cobra más fuerza la opción de la disecación... Así por lo menos me podrán utilizar como perchero, que nunca viene mal tener uno en la entrada de casa. Sí, creo que me decantaré por esto último, lo tengo decidido.