miércoles, abril 14, 2004

Desvaríos Londinienses (London City Act #2)

Saturday 10
El saturday morning nos levantamos con un objetivo: visitar Twickenham, el templo británico de los amantes del rugby, eso sí, para esta ocasión cambiamos la repulsiva y maloliente compaña del escatológico & friends, por la deleitosa compañía de Cipri (un primo de Daniki, que por casualidades de la vida coincidió con nosotros en sus vacaciones londinenses) y Susi (la novia del susodicho). Así que, después del delicioso breakfast del albergue, nos pusimos en marcha rumbo al underground, el punto de encuentro con Cipri y Susi.

El primer lugar que visitamos fue el Buckingham Palace, parada de obligatorio cumplimiento. No confundirse, no para ver el Cambio de Guardia (the Change of the Guard) rodeados por otros 5678 turistas, sino para asistir a un espectáculo aún mayor: presenciar a la Sargento O'Neill en plena acción... una maestría, una autoridad, unas dotes de mando... eso sí es un cuerpo de seguridad, y no las chuminadas esas del KGB o la Gestapo! Después de drogarnos todavía un poco más, si cabe, decidimos por unanimidad que nuestro siguiente destino sería el mercadillo de Camdem Town... Dios, el mercadillo más grande que he visto en todas mis vidas. Dos calles infinitas que se bifurcaban en mil calles más todas ellas llenas de tenderetes super hippys, con todo tipo de cosas (ropa en su mayoría, artilugios psicotrópicos, chiringos de comida...). Cuando llegó la hora de decidir cómo, cuándo y qué comeríamos, nos vimos sumidos en una disyuntiva magnánime: ¿A cuál de las chinitas elegimos?. El caso es que había un pasillo lleno de chiringuitos de comida china, japonesa, thailandesa, india... y justo cuando llegamos al centro del pasadizo, nos asaltaron todos al mismo tiempo, casi sin darnos tiempo a reaccionar! salían chinitas por doquier intentado llamar nuestra atención de todas las maneras posibles! Me consta que a Daniki esta situación tan rocambolesca le causó un gran shock postraumático del que aún no ha logrado recuperarse. Al final ellos tres se decantaron por un chino, y yo, por un turco.

Una vez hubimos saciado nuestros instintos más primitivos (osea, después de comer y hacernos unas pajillas), tuvimos la elocuentísima idea de ir a ver el British Museum. Bendita la hora en que se nos ocurrió! Una pasada de museo, con una biblioteca inmensa y unas exposiciones de impresión (de la antigua Grécia, la Roma imperial, el Egipto de los Faraones, la Primera Edad Media...) Sin embargo, aquéllo que más tiempo acaparó nuestra atención, fue la insólita presencia de un ser extrarodinario donde los haya. Yo ya había oído hablar de la existencia de este tipo de especímenes, más concretamente en la revista "Muy Interesante" y en el suplemento especial de Navidad del "Más Allá". Por eso no conseguía salir de mi asombro cuando lo pude contemplar en todo su esplendor, en su hábitat natural y rodeado por otros ejemplares de su misma especie. Sí, hablo de Fermín, bueno, los Fermines. El Fermin Sénior es una especie difícil de clasificar. Por si un caso teneís la suerte de cruzaros con él en vuestra próxima visita a un museo, os voy a dar un par de indicacions para que podais distinguirlo sin demasiadas dificultades: viste pantalón de chándal con cordones que le cuelgan hasta el suelo, jersey a cuadros con camisa interior que le sobresale del pantalón, calza zapatos negros de vestir, utiliza unas grandes gafas de color gualda, y se hace valer de auriculares de traducción simultánea. Se aconseja no acercársele en demasía, ya que se desconoce cuál puede ser su comportamiento cuando entra en contacto con una raza superior, en todo caso se ha comprobado k unas caricias en la calva superior-anterior pueden llegar a calmarlo hasta dejarlo en estado de reposo.

Luego ya nos dimos cuenta de que se había hecho muy tarde para ir a Twickenham, y decidimos que repetiríamos la Fiesta Ballantines, a ver si en esta ocasión, con la presencia de Cipri y Susi, teníamos más éxito que la noche anterior. De modo que primero fuimos al apartamento de ellos dos para que se cambiasen y tal, pero ocurrió la fatalidad: entre las 3 botellas de vino que nos pimplamos entre Daniki y yo, los cubatas de Cipri, los Sanwíches que nos preparó Susi, las drogas duras, y esa pedazo de programación que ponen en la televisión guiri (las Ángelas del Charly y las Sister Brothers) nos quedamos super acoplados en los sofás esos gigantes. Y claro, comprensiblemente Cipri y Susi se despidieron de la Fiesta Ballantines... Pero Daniki y yo estábamos tan convencidos del triunfo de La Fiesta que no nos lo pensamos dos veces y en un plis plas la teníamos montada en la habitación del albergue. Y ya que estábamos, pues aprovechamos (más concretamente yo) nuestros conocimientos del inglés de underground e hicimos relaciones públicas muy prósperas con alberguistas italianas, intercambiando todo tipo de senseres y notas "under the door". Muy divertido todo ello hasta que el escatológico y su bufón hicieron acto de presencia y jodieron la marrana! Lo siento Daniki, pero ya me conoces, yo soy así de visceral y el chulobocas me exacervó lo inexacervable, no me pude contener y le tuve que dejar un par de cosas claras: la puerta no se cierra, y si no te gusta, te encierras en el baño! ale, a cascarla! Después de un número incalculable de cubatas (more than a bottle between us both) y otros tantos cigarros, a eso de las 3, bajamos al hall del hotel a hacer un poco de vida social nocturna. He de decir que de camino nos cruzamos con la Pequeña Laura y la Pequeña Marga, la mar de contentas las dos, a saber qué habían estado haciendo ésas dos piltrafillas hasta tan altas horas de la madrugada...

A estas alturas de nuestra estancia en Londón, ya dominábamos a la perfección el inglés de underground, sin embargo, el inglés de supermarket se nos resistía... una pequeña muestra:

Lecciones aprendidas:
Like Peter by his house: como Pedro por su casa
Little Frank the chocolaterman: Paquito el chocolatero
No more, no less: ni más ni menos
Go to little market: al mercadillo

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