jueves, mayo 20, 2004

Donde dije digo, digo Diego

Se puede engañar a la gente, se la puede mentir y se la puede manipular hasta la saciedad, pero hombre, disimulando un poco, que si no da mucho el cante. Es curioso ver cómo hace unos meses los progresistas de este gran país venido a menos se jartaron a insultar a nuestros antiguos dirigentes de derechas por sus reuniones con representates de la Administración Bush (el torturador) y leyendo hoy el periódico va uno y se entera de que ayer mismo, sin ir más lejor, se entrevistó José Luís R. Zapatero (buenamente conocido como ZoplaPollas en importantes círculos intelectuales) con el ministro del Exterior de Israel. Mi indignación (como la de cualquier otro demócrata que se precie) se produce este mediodía viendo las noticias, en las que muestran cómo soldados israelies lanzan misiles contra un grupo de manifestantes pacíficos palestinos matando a más de una veintena de ellos. Sí, me encanta el talante dialogante de nuestro gobierno, pero más aún me gustan sus nuevas amistades, sin olvidar, claro está, el líder de los chiítas, con quien negoció la salida de los militares españoles a cambio de que no atentaran contra ellos, (sin esperar, por supuesto, a la nueva resolución de la ONU, cosa que había prometido durante las elecciones -¿pagando qué precio?-). Quién sabe, igual el ZP estaba intentando convencer a los israelitas, a través de la palabra, de que dejaran de matar civiles palestinos como si de moscas cojoneras se tratase. Igual.

También me parece un poco sorprendente que estos mismos progresistas (como se hacen llamar ellos) se lleven las manos a la cabeza clamando a los cielos con todo el tema de las torturas a los presos terroristas irakies y exijan represalias contra los militares estadounidenses, y por el contrario ninguno manifieste el más mínimo signo de estremecimiento ante las imágenes de esos mismos terroristas irakies decapitando a un trabajador americano (según la profesora de sociales de mi hermana pequeña de quince años, "se lo tenía merecido el americano, por ir a trabajar a Irak, a sacar dinero aprovechándose de la guerra").

Y claro, después también de la noticia de hoy, según la cual la grandilocuente ministra de Vivienda, Mª A. Trujillo, rectifica las palabras de su sonriente presi explicando que donde antes dijeron que construirían 180.000 viviendas (promesa repetida hasta la saciedad), quisieron decir 180.000 actuaciones... pues es para tomárselo con resignación (al fin y al cabo sólo son cuatro años). Vamos, que así no hay quien se independice. Me veo dentro de dos días (prontito, no vaya a ser que me quede sin) en las puertas del recién estrenado Ministerio de la Vivienda: -Hola, soy Sergio, quería comprar una actuación, a poder ser, si les queda alguna... En fin, que ahora me entra la risa recordando el día después de las elecciones (las que ganaron los sociatas por méritos própios y en cuyos resultados no tuvo absolutamente nada que ver ningún acontecimiento fuera de lo común), con todos los cienes y cienes de jóvenes que salieron a la calle con pancartas en las que se podía leer: "ZP, no nos falles". JA!

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